Fanfict Marcus

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Recorría un largo camino por las mazmorras. No sabía como, pero había logrado escapar. Llevaba días encerrado allí y aún no entiendo como logré caminar por esos pasillos tan estrechos. Cuando me levanté aquella mañana había encontrado las cadenas sueltas y todo mi cuerpo lleno de sangre, mis manos, mis labios, mi blusa. Era sangre roja y brillante pero esa sangre era ajena a la mía.

Mientras andaba por los corredores recordaba fragmentos de una vida anterior. Quizá esa noche, algo en mi interior despertó, algo que no conocía. Notaba que algo en mí había cambiado, al mirarme las manos manchadas de sangre avivaba un deseo sexual que inundaba mi alma y recorría mi cuerpo. Siempre había sido odiado y tratado con desprecio pero por aquel entonces no entendía el por qué. “¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?” Para esas preguntas no tenia respuestas- Recordaba haber vivido, pero tenía la sensación de que había perdido algo importante a lo largo de toda mi vida.

La luz estaba cerca, algo me lo decía. Notaba como mis entrañas ardían y se encogían. ¿Estaría encontrando por fin la salida de aquel laberinto o esa luz venía de un patio interior? Mientras andaba, palpaba las frías paredes de piedra y las ásperas puertas de madera. Sentía la humedad en el ambiente. De vez en cuando alguna rata corría por mis pies huyendo de la luz, buscando la oscuridad. Para cualquier ser nocturno las mazmorras serían un lugar fabuloso para vivir, pero no para mi ¿o sí?


Cerré los ojos un momento y me detuve apoyando la cabeza en una de las paredes. Estaba fría y eso me reconfortaba. De pronto empezó a dolerme con gran intensidad la cabeza. Tenía la sensación de haber estado en aquel lugar antes. Pero eso era imposible, desde que cumplí dieciocho años me habían encerrado en esa celda. Salí de mi ensimismamiento y seguí caminando a lo largo de ese corredor.

Presentía que ya estaba cerca… ¡Luz! Por fin veía luz. Pero era una luz rara, verdosa- Me acerque un poco mas a ese exterior tan extraño, recordaba la luz con otro color diferente. Salí al exterior y entendí el color. La luz verdosa provenía de una criatura que estaba en medio de la plaza, abierta en canal, pero por una razón que en ese momento desconocía no estaba muerta. Era un ser extraño, una quimera. Arrastrando su cabeza mutilada tras de si y andando torpemente se acerco a mi.

Tú…- bramo la bestia, parecía una persona pero tenia cuernos y estaba cubierto de plumas- Tú me has hecho esto- señalo el corte que lo atravesaba y la cabeza que llevaba en la mano.

Aun recuerdo ese feliz acontecimiento ¿Qué? No me mires así. ¿Macabro? Si, y eso me encanta. Sangre y muerte, con un poco de destrucción, un plato exquisito para alguien como yo.

Empecé a reírme a carcajadas. -Así que yo te he hecho eso- con una sonrisa burlona pase la yema del dedo por la herida- Parece fresca- me lleve el dedo a la boca – Delicioso

Mis ojos se tornaron verdes y el pelo blanco. Mis uñas crecieron y con ellas empezó la magia. La criatura acabo descuartizada. Pero ese no fue todo el espectáculo que ofrecí aquella noche. Cualquier persona que se pusiera en mi camino acababa destruida, su sangre brotaba y recorría mi cuerpo.

Que grata sensación, ¿ves?, los pelos se me han puesto de punta. Que tiempos aquellos cuando podía pasear libremente y practicar tan magnifico deporte.

En un manicomio, un viejo loco contaba, según el, lo buena que fue su vida a una niñita que decía ser su hija. Aun en los calurosos días de verano se puede ver en aquella prisión destruida, la prisión de su historia, a una criatura que lamenta y jura venganza para aquel que los despedazo y lo convirtió en una quimera alejándolo de todo lo que amaba.

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